DON QUIJOTE Y ESQUIVIAS
Comparemos la obra del “Genio Inmortal”, con
esta villa en donde engendró la obra de Don
Quijote con personajes reales.
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CAPÍTULO 1º: “En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme”.
Cervantes no quiere mencionar a Esquivias, no sólo porque todo es de allí, sino porque aún le dolían las palabras insultantes de la que más tarde sería su suegra, cuando le dijo que, era un escritorcillo aventurero y fracasado, sin oficio ni beneficio, que sólo venía engatusando a su hija para asegurarse el puchero.
“Alonso quijada, hidalgo manchego”, fue tal como lo describe don Miguel de Cervantes, así como a Sancho, criado de éste, que tiene en la casa para todo servicio. El ama de llaves, que pasaba de los 40, y una sobrina que no llegaba a los 20, Doña Catalina, mujer de Cervantes, que tenía 19 años cuando se casó, y Don Miguel de Cervantes 37.
Don Alonso Quijada está ciego por las lecturas
de las novelas de caballería andante, que tanto
se leían en aquellos tiempos, como ha sucedido
en esta época, con las novelas policíacas y del
Oeste. Se dice que llegaron a dominarle tanto,
que abandonó el campo y su afición a la caza,
incluso vendió alguna finca, para comprar todas
las novelas de la caballería andante que se
publicaban por aquel entonces.
Según la tradición tenía en una habitación la biblioteca llena y en su dormitorio tenía una estantería. Los días lluviosos, nublados o de frío, no se levantaba y su sobrina le ponía una almohada de respaldo en la cama y, así se estaba leyendo todo el día e incluso algunas noches a la luz de un candil. Es auténtico el pasaje, en que hubo de intervenir el cura Pero Pérez y el barbero, pues éstos tiraron muchas de las novelas al corral por la ventana, (que aún se conserva), pues estaba enfermo y medio loco de tanto leer.
Durante la vida de Don Alonso Quijada, en los años que Cervantes convive con él, estudia su psicología y se da cuenta de que está loco con las lecturas de las novelas de caballería y quiere aconsejar a todos por los nobles y honrados sentimientos de hidalguía que tienen, para que sirvan de ejemplo, a sus vecinos, a su criado Sancho, a sus amigos el cura Pero Pérez y al Barbero, a los estudiantes, así por ejemplo al bachiller Sansón Carrasco, en fin, a todos quiere inculcar las buenas enseñanzas que leía en las novelas, pues no sabía hablar de otra cosa y, tan saturado estaba de hechos y pasajes que, hasta en sueños los repasaba y los veía.
Ya tenemos a Don Alonso Quijada convertido en “Quijote”, quiere armarse “Caballero andante” y salir a buscar aventuras, y de este modo prepara sus armas y su caballo “Rocinante”; como buen caballero, añadió al suyo de la Mancha, así declara al vivo su linaje y patria que la honra, con tomar su nombre.
Esto es Mancha Alta, desde Madrid, Pinto, Valdemoro, Meseta de Seseña, Ocaña, Quintanar hasta Albacete y los pueblos de la derecha como Mota, Alcázar de San Juan, Campo de Criptana, Argamasilla, Toboso, etc... son Mancha Baja, ya lo dice Cervantes en su obra y en el soneto a Rocinante: “Hoy a Don Quijote le corona el aura de Bellota preside y de ello se precia más que Gaula, la Alta Mancha”.
Limpia sus armas y prepara todo, no le falta más que buscar una dama de quien enamorarse, porque el caballero andante sin amores, era como un árbol sin hojas y sin fruto, y cuerpo sin alma. Así eligió una dama de un lugar cerca del suyo, labradora, de muy buen parecer y, buscándola título, le puso “Dulcinea del Toboso”.
Cervantes quiere despistar y confundir al lector, y no menciona a Esquivias ni a su mujer Doña Catalina; esta es oriunda de Yeles, pueblo que dista 5 kilómetros y se unen sus términos. Sus abuelos fueron labradores allí y vivían en la casa de la Tortea (hoy casa de la Vega) y se vinieron a Esquivias, al casarse su madre con Don Fernando de Salazar y Vozmediano.
Más adelante podremos comprobar que Dulcinea es su propia mujer, musa de todo escritor.
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CAPÍTULO 2º:
Sale caballero
armado por una puerta falsa que daba al campo,
por los pueblos de la Mancha Baja, dicen puertas
de los carros o puertas traseras, pero si por
casualidad se le pregunta a un niño de por aquí,
le dirá que se dice puertas falsas. Siguiendo la
obra, deja a su caballo que siga por donde
quiera: como Cervantes tiene estos caminos
trillados de ir con el caballo flaco de Don
Alonso (pues sólo lo tenía a paja) a cobrar
impuestos por la Mancha Baja y, cuando iba a ver
a su padre a Alcalá de Henares; otras veces, en
una borriquita del tío “Zancas” que le ponía una
montura con estribos, sus alforjas y su manta
zamorana; este camino cogió el caballo hacia los
campos de Montiel, anduvo todo el día y al
anochecer se hallaron cansados y muertos
dehambre, no muy lejos vió una venta que le
pareció un castillo (antiguamente había en el
prado de Seseña,al pie del castillo, una venta
donde paraban a comer y descansar todos los
transeúntes, que venían de la parte de Castilla
y del Norte por el cordel o cañada para buscar
la comunicación con Valencia, Murcia y Andalucía,
por eso creo, sea le castillo y fortaleza del
Conde de Puñoenrostro, donde paraban a comer y
les daban bacalao; aquí, es muy corriente comer
bacalao con cebolla). En este castillo,
completamente rodeado de encinas, cuentan que
tocaban una corneta o caracola, para que el
porquero y pastores recogiesen el ganado. Hoy en
día siguen viniendo a castrar los ganados con
sus silbatos la mayoría de los castradores
gallegos.
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CAPÍTULO 3º:
El socarrón del ventero, le arma caballero y velando las armas enel patio del castillo, recomienda a Don Quijote se fuese por dinero y las alforjas repletas de camisas y ungüentos para curar las heridas, así prometió Don Quijote que lo haría; sigue la lucha y la pedrea con los arrieros, calmando a todos el ventero y viendo que estaba loco D. Quijote, le dio la pescozada y el espaldarazo y quedó armado caballero; la dama que le ciñe la espada se llama la Tolosa y, la que le calza las espuelas, la Molina (tanto la Tolosa como la Molina son fincas de Esquivias que aún conservan sus nombres como otras muchas que menciona en su obra, como la Torralba, San Jorge, El Monte, Cristina, Chirinos, El prado concejil de su aldea, que es Valdelafuente, que antiguamente eran prados y aún se conservan las piedras de las cercas, donde dejaban los ganados a pastar los días de fiesta, como sucede hoy en día en la casa de la Vega.
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CAPÍTULO 5º:
Cuando está molido a palos, se inspira en aquellos personajes de Baldovinos y del Marqués de Mantua, etc., y quiso la suerte que, cuando llegó a estos versos, acertó a pasar por allí un labrador de su mismo lugar y vecino suyo que venía de llevar una carga de trigo al molino. Antiguamente no había fábricas de harina, e iban a moler el trigo de estos pueblos a Titulcia y Ciempozuelos, pues se hacía el pan en las casas.
Cuando el labrador le quitó la visera de la celada, totalmente hecha pedazos y le limpió el rostro, le conoció y de dijo: “Sr. Quijada, que así se debía llamar cuando él tenía juicio, que yo soy su vecino Pedro Alonso y vuestra merced no es Valdovinos, sino el honrado hidalgo Sr., Quijada”.
Aquí hay aún descendientes de Pedro Alonso, que fue contertulio de Don Miguel, así como Martín, Juan Ugena y algunos otros más. Veremos claramente que el Quijote es Don Alonso Quijada y no Quesada ni Quijano, como Cervantes quiere confundir. Siguiendo la charla, llegaron al lugar al anochecer, pero esperaron a que anocheciese más, para que no viesen al molido hidalgo tan mal caballero. Entró en el pueblo y al llegar a su casa la encontró con gran alboroto, pues en ella estaban el cura y el barbero del lugar, que eran grandes amigos. El ama de llaves les decía a voces: “qué le parece Sr. Pero Pérez, que así se llamaba el cura, de la desgracia de mi señor”. La sobrina decía lo mismo a Ámese Nicolás, que era el nombre del barbero.
El cura Pero Pérez, era el capellán de la ermita de San Bernabé y sus firmas figuran en el archivo parroquial. Ámese Nicolás, era el barbero del pueblo, curandero y sacamuelas, era oriundo de otro lugar, se estableció aquí y fue gran amigo de Don Alonso Quijada e incluso algunas veces, le administró brebajes, cuando se quejaba de jaqueca.
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CAPÍTULO 16º:
De lo que pasó en la venta que D. Quijote creyó
ser un castillo, donde curado y atendido por al
ventera y ésta maravillada por la plática, se
acostaron y fue cuando la Maritornes topó con
los brazos de D. Quijote y éste la oprimió
contra su pecho, diciéndola lo molido que estaba
su cuerpo y no podía satisfacer su voluntad y,
además, no podía faltar a su Dulcinea del Toboso;
encontrándose allí un arriero, que todo lo
estaba oyendo y viendo que ella quería huir,
descargó tal puñetazo a D. Quijote, que le bañó
en sangre y le pataleó en el lecho, hasta que lo
tiró de la cama y, oyendo ruido el ventero
acudió y se golpearon de lo lindo cuando se
apagó el candil.
Se cuenta en Esquivias que siendo tan mujeriego
Cervantes y que por su forma de hablar y
simpatía, todas las mujeres se prendaban de él;
se dice que siendo recaudador, le pilló el
ventero una noche con la criada y les pegó, por
eso Cervantes refleja en su obra lo que ve, lo
que le cuentan y lo que le pasa dándose por
aludido.
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CAPÍTULO 21: “De la aventura de D. Quijote y Sancho en la noche de los ruidos de los batanes”.
No puede ser en otro sitio más que en la vega de Titulcia, en Ciempozuelos, que había molino maquilero y batanes para lavar la lana. Esto lo conoce Cervantes de tanto pasar por la vega de Ciempozuelos y San Martín a Alcalá de Henares, donde vivían sus padres”. Aquella noche la pasa Sancho contando cuentos a su amo, nombra a López Ruíz, apellido que tanto abunda por aquí y a la pastora “Torralba”, que es el nombre de una finca de este pueblo y se conserva con el mismo nombre en la actualidad.
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CAPÍTULO 49: ”Del coloquio de Sancho con su amo y de la descripción que se hace de los caballeros, cuando mencionan a los valientes españoles Pedro Barba y Gutiérrez de Quijada, de cuya alcurnia yo desciendo por línea recta de varón, venciendo a los hijos del Conde de San Polo”.
Al tratar de disuadir el canónigo a “D. Quijote”, respecto a la falsedad de los caballeros andantes y lo perniciosas que resultan las lecturas a cerca de ellos, éste le responde que verdaderamente han existido el “Amadís de Gaula” y el de “Grecia” y otros muchos caballeros aventureros de que están colmadas las historias, aventuras y desafíos que también acabaron en Borgoña los valientes españoles Pedro Barba y Gutiérrez Quijada de cuya alcurnia yo desciendo por línea recta de varón, venciendo a los hijos del Conde de San Polo, este descuido en la narración, nos pone en la auténtica pista y nos revela definitiva, la identidad del quijote de Cervantes. No sólo cita el apellido de su antecesor, Gutiérrez Quijada de quien desciende por línea recta de varón, sino que el hecho es rigurosamente histórico y se narra en la crónica del rey D. Juan II de Castilla.
Gutiérrez Quijada asistió al Paso Honroso de Suero de Quiñónez al que luego mató en el año 1.458 y la descendencia de Alonso Quijada se puede comprobar siguendo los árboles genealógicos de la familia, imposible ahora de extractar.
En la época de Cervantes, Esquivias contaba con hidalgos y vecinos, los primeros poseían todos el escudo de armas que tenían instalados en sus puertas y casi muchos de ellos han desaparecido; todavía se conserva casi milagrosamente el de la casa solariega de los Quijadas donde aparece al pie del mismo derribada y ceñida una corona condal, la cabeza del hijo del Conde de Saint Paul con la que la familia quiso perpetrar la célebre hazaña de su antepasado Gutiérrez de Quijada ante la corte del Duque de Borgoña, referida por “D. Quijote” en éste capítulo 49 en lo que queda rebelada su identidad.
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CAPÍTULO 52:
De las cartas de Teresa a la duquesa y a su marido Sancho. Aprovecha esta ocasión para mandarle bellotas que ella misma ha ido a coger y escoger al monte. Este monte hoy en día está roturado, pero entonces, estaba lleno de encinas y había bellotas muy gordas y ha servido para suministrar leña a estos pueblos, pues aún hoy hay muchas raíces.
En la carta enviada a Sancho aprovecha para contarle todos los pormenores del pueblo y,así su mujer le dice que la fuente se secó (antes de la reforma hecha por Carlos III). El agua de esta fuente corría sobre unas tejas, se desprendió un paredón de tierra y la tapó, más tarde la limpiaron y es la misma que tenemos hoy, El sobrante del agua iba a los lavaderos, donde el paje preguntó a las mujeres si conocían a Teresa Panza.
Otra de las cosas que le cuenta es que un rayo cayó en la Picota, (a la salida del pueblo hay un rollo o columna de piedra que colocaron en 1768 como insignia de villa y donde está colocado éste, había otra en punta, de donde pendía durante algunos días la cabeza de algún ajusticiado para ejemplo de los demás. Esta la rompió un rayo y la pusieron con una cruz de hierro en el cerro de la Cruz). Todo lo que oye Cervantes, lo refleja en su obra.
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CAPÍTULO 54:
Pasaje en el que abandonando Sancho las funciones de gobernador, se encuentra con unos frailes y uno de ellos es su vecino Diego Ricote, tendero de su lugar, cuya partida de defunción se conserva en los archivos de la Iglesia y, no habiéndose registrado en la Carta Real, tuvo miedo de ser perseguido y castigado y se marchó de Esquivias, dejando aquí a su mujer y una hija pequeña con una tienda y al cabo de varios de años volvió vestido de fraile para verlas y tiene lugar el encuentro con su vecino Sancho, que le dice que su hija está muy guapa y que ha sido pretendida por el hijo del mayorazgo.
Cervantes sabía que en Esquivias había ocho o
diez moriscos, entre ellos Diego Ricote, pero
una vez que esta ley hubo sido derogada, éste se
queda definitivamente en Esquivias con su
familia hasta la hora de la muerte. Cervantes,
como podemos apreciar no quiere mencionar
Esquivias. (PERO ESTÁ IMPLÍCITA EN CADA UNO DE
SUS CAPÍTULOS).