
El vocablo 
														“Esquivias” es de origen 
														germánico y significa 
														“extremo o alejado”. 
														
														Las culturas paleolítica, 
														neolítica, céltica, 
														romana, visigoda e 
														islámica dejaron aquí su 
														huella, podemos decir 
														que fue un lugar ocupado 
														por el hombre en todas 
														las épocas históricas.
														
														
														Su origen parece 
														remontarse al periodo 
														paleolítico, como 
														demuestran diversos 
														yacimientos y huellas. 
														Las culturas neolítica y 
														céltica se asentaron en 
														el territorio esquiviano 
														posteriormente. 
Durante la dominación 
														romana pasa a ser 
														dependiente de Toletum; 
														en su término municipal 
														se encontraron monedas 
														romanas del siglo III.
														
														
														También se han 
														encontrado vigas 
														visigodas y epitafios 
														árabes. La 
														Senda Galiana referida a los pastores 
														celtas y el vocablo  "suertes" 
														son testimonio del 
														asentamiento visigodo. 
														Un  cipo funerario con 
														 
														epigrafía cúfica 
														corresponde por su fecha, 
														1053, al reinado del 
														musulmán Yahya Al- 
														Qadik, es decir que 
														demuestra la ocupación 
														musulmana de la zona.
														
														
														La entrada triunfal de 
														Alfonso VI en Toledo en 
														el 1085 lleva aparejada 
														la reconquista de toda 
														la Sagra y la 
														repoblación de estas 
														tierras por mozárabes 
														toledanos, que se 
														convierten así en 
														propietarios de viñedos, 
														olivares y otras 
														parcelas labrantías. El 
														rey les otorga un 
														privilegio llamado 
														“Bodega cerrada” por el 
														cual se prohibe que 
														entre en Esquivias vino 
														o uvas que no sean de 
														las cosechas de este 
														pueblo. 
														
														Esquivias pertenece, una 
														vez ocupada por los 
														conquistadores 
														cristianos, a los reyes 
														de Castilla, desde 
														Alfonso VI a Alfonso 
														VIII.
Este último soberano 
														por una carta fechada en 
														Toledo el 13 de Febrero 
														de 1188, dona los 
														hombres, las heredades y 
														los solares de su 
														propiedad a la iglesia 
														de Santa María de 
														Toledo, y a su arzobispo 
														Don Gonzalo. Esta 
														donación fue confirmada 
														en 1218 por Fernando III 
														el Santo; en virtud de 
														ello, el municipio debía 
														pagar en concepto de 
														vasallaje dos tributos: 
														el  onzano, u onceava 
														parte del grano que se 
														recogiera, y el  
														alajar o tres 
														maravedíes y medio por 
														cada aranza de viña. 
														Esquivias contribuye con 
														estos impuestos a la 
														construcción de la 
														Catedral de Toledo. 
														
														Sobre la base de la 
														donación real, el 
														cabildo de la Iglesia 
														toledana aumenta poco a 
														poco sus propiedades en 
														Esquivias; así, el 26 y 
														27 de Junio de 1264, el 
														arcediano de la catedral, 
														Don Ruiz Martínez de 
														Mosquera, compra a los 
														mozárabes don Diego 
														Pétrez y a su hermano 
														Don Lope, hijos de Don 
														Pedro Juanes, y a Don 
														Bartolomé Mídiz, hijo de 
														Don Miguel “el sillero” 
														casado con Doña 
														Horabuena Pétrez, todas 
														sus propiedades en 
														Esquivias. Todos ellos 
														eran los descendientes 
														de los primeros 
														mozárabes toledanos que 
														llegaron a Esquivias en 
														la época repobladora.
														
														
														De esta época, siglo 
														XII, se conserva una 
														viga de pino con lacería 
														mudéjar. 
														
														En el año 1480 (durante 
														el reinado de los Reyes 
														Católicos) el vecindario 
														de Esquivias se opone a 
														que el cabildo toledano 
														siga cobrando los 
														tributos del onzano y el 
														alajar, correspondientes 
														a su calidad de señor en 
														esas tierras. A pesar de 
														esta oposición de los 
														esquivianos, el cabildo 
														sigue recibiendo los 
														tributos. 
														
														Durante la guerra de las 
														Comunidades de Castilla 
														en 1521, Esquivias fue 
														el ultimo pueblo que se 
														rindió a las tropas 
														imperiales de Carlos V, 
														por contar el toledano 
														Juan de Padilla con sus 
														más fervientes 
														seguidores en los 
														naturales de Esquivias.
                            
                                
En el reinado de 
														Felipe II se hace un 
														censo general; en el año 
														1575 Esquivias tenía 250 
														vecinos de los cuales 37 
														son  hijosdalgo de rancia 
														cepa. Estos 
														hijosdalgo se llaman 
														Bivares, Salazares, 
														Ávalos, Mejías, Ordóñez, 
														Barroso, Palacios, 
														Carrizos, Argandoñas, 
														Guevaras, Vozmedianos y 
														Quijadas. 
														
														También se anota en el 
														citado censo: en letras 
														no se tiene noticias de 
														que haya habido en 
														Esquivias personas 
														señaladas, pero en armas 
														ha habido muchos 
														capitanes y alféreces y 
														gentes de valor. 
														Sobresalen los capitanes 
														Pedro de Arnalda, que 
														fue muerto por los moros 
														en Alcalá de Benarez, 
														Barrientos, Hernán 
														Mejías, Juan de Salazar. 
														Citemos también a Pedro 
														de Mendoza, que fue el 
														primero que puso la 
														bandera cuando se ganó
														 
														la Goleta 
														y el emperador Carlos V le 
														dio 250 ducados por ello.
El 12 de diciembre de 
														1584 contrajo matrimonio 
														en la iglesia parroquial 
														de la Asunción, Don 
														Miguel de Cervantes 
														Saavedra, con Doña 
														Catalina de Palacios, 
														hidalga de Esquivias. 
														Está demostrado que 
														durante los tres años 
														que vivió aquí escribió 
														la primera parte de “El 
														Quijote”. Parece ser que 
														los personajes de la 
														obra fueron tomados de 
														vecinos de la villa, lo 
														que reflejan los 
														documentos de la época.
														
														
														El 26 de noviembre de 
														1602 se consagró y 
														bendijo la ermita de San 
														Roque. En este tiempo 
														era vecino del lugar 
														Cervantes. 
														
														Por esta época la 
														patrona del pueblo era 
														Santa Bárbara, a la que 
														aún se sigue teniendo 
														gran devoción y cuya 
														ermita podemos divisar 
														en lo alto del cerro del 
														mismo nombre. 
														
														De 1655 data la 
														inscripción aparecida en 
														el inmueble 
														correspondiente a la 
														antigua Casa 
														Consistorial. Por ella 
														se sabe que Esquivias 
														ganó un pleito al 
														Cabildo de las iglesias 
														de Toledo, en virtud del 
														cual la villa quedó 
														libre del vasallaje 
														desde el 23 de junio de 
														1650, fecha de la 
														confirmación de la 
														sentencia. Desde 
														entonces se celebraban 
														grandes fiestas en honor 
														de San Juan Bautista, y 
														en el siglo XVIII es San 
														Juan el Patrón del 
														pueblo. 
														
														Carlos II otorga un 
														privilegio a Esquivias 
														en el año 1690, luego 
														confirmado por su 
														sucesor Felipe V, por el cual del paraje 
														llamado Los Terreros o 
														La Gradera se pueden 
														extraer tierras con las 
														que se curan los vinos; 
														este privilegio se 
														extiende a toda Castilla 
														que debe aclarar sus 
														vinos sólo con tierra de 
														Esquivias. 
														
														Durante los años 1719 y 
														1725 se construye en 
														Esquivias el Convento de 
														Capuchinos mediante 
														aportaciones de los 
														vecinos, que ya habían 
														constituido con este fin 
														una fundación a finales 
														del siglo XVII. El 
														convento funcionó como 
														tal hasta 1820, 
														posteriormente fue 
														reutilizado como 
														hospicio y escuela para 
														niños. 
														
														En 1768, bajo el reinado 
														de Carlos III, Esquivias consigue el 
														título de Villa Realenga. 
														Para acreditarlo se 
														levanta a la entrada del 
														pueblo el rollo 
														jurisdiccional. 
														
														La actual iglesia 
														parroquial de la 
														Asunción comenzó a 
														construirse en 1785. Fue 
														levantada en el mismo 
														solar que ocupaba la 
														primitiva de Santa María 
														de la Asunción, donde 
														Cervantes contrajo 
														matrimonio. En 1794 se 
														terminó su construcción. 
														Se habían aprovechado 
														ciertos elementos de la 
														antigua, como la parte 
														de la cabecera, donde 
														está colocado el altar 
														mayor, y la pila 
														bautismal del año 1686.
                            
                                
En 1791 se 
														reconstruye la fuente 
														pública, es obra de 
														Carlos IV, toda ella de 
														piedra blanca de 
														Colmenar. Fue levantada 
														“en beneficio de la 
														salud pública”, aunque 
														ahora presente un cartel 
														de “agua no potable”, 
														los vecinos de Esquivias 
														siguen utilizándola. 
														Durante la Guerra de la 
														Independencia, 1808, el 
														pueblo fue ocupado por 
														los franceses que 
														destruyeron gran parte 
														de los edificios y las 
														imágenes de la iglesia, 
														de entre las que se pudo 
														salvar el busto de la 
														Virgen de la Leche, 
														actual patrona de la 
														villa.
														
														En la Guerra Civil 
														Española, los bandos 
														nacionalista y 
														republicano entablaron 
														batalla muy cerca del 
														pueblo, incluso llegaron 
														a ocuparlo, muestra de 
														ello son los tiros que 
														presenta el cuadro del 
														altar mayor de la 
														iglesia y las ruinas del 
														Convento de Capuchinos, 
														incendiado en dicha 
														contienda
														
 
                                                
                                                		

